sábado, 10 de enero de 2015

Tarot arquetipal Introductorio


Modalidad teórico-práctica.
 
Coordina: Verónica D’Agostino
www.veronicadagostino.com.ar


Inicia Lunes 12 de Enero de 2014 de 19.30 a 21 hs.
Finaliza lunes 23 de marzo






Informes e Inscripción en:
Fundación Carl G. Jung
De Lunes a Jueves de 15 a 21Hs.
Teléfono:(5411) 4812-2034
O bien por E-mail: 

domingo, 26 de octubre de 2014

Maat y Logos

¿Qué es Maat? Maat es el concepto que integra todas las nociones claves del pensamiento egipcio que se han tratado con anterioridad. A él se subsumen y él les da sentido a la oposición de contrarios, al nombre y la esencia, a los elementos del ser humano y al proceso cíclico de la naturaleza. Maat se traduce como Orden Cósmico, Verdad y Justicia, y en ese sentido es lo contrario al Caos, su oposición, cargada de valores positivos frente a un desorden cargado de valores negativos. Maat es aquello que lo regula todo, el primer principio, comparable a las tablillas “Me” de Mesopotamia, al Tao chino o –más interesante para nosotros- al Logos griego.




Como idea deificada Maat es una diosa hija de Ra, que surge con el inicio del mundo ordenado en todas las cosmogonías (en el caso de la menfita, por ejemplo, sería el montículo que surge de las aguas primordiales), siendo ella misma la que confiere ese orden al mundo y se opone al caos (de ahí su importancia y que sea hija de Ra, el creador). Se la representa como una diosa con una pluma de avestruz en la cabeza, o bien simplemente como la pluma. Se ha especulado mucho sobre el porqué de la representación, existiendo diversas teorías como la rectitud de la pluma que significa justicia y orden, o la teoría de Horapolo que defiende la igualdad del color de las plumas del avestruz como símbolo del orden y de la justicia.

Maat es la reguladora de toda la existencia, y los egipcios viven atemorizados por que ésta se rompa y el sol deje de aparecer en la clara mañana. Las fuerzas del caos, que personifican las fuerzas del mal, intentan destruir Maat continuamente, ya sea en el plano físico o en el espiritual durante el viaje de Ra a través de la Duat (especial mención a la serpiente Apofis, que ataca todas las noches la barca solar con el fin de destruirla).


Así pues Maat es un símbolo mitológico egipcio antiquísimo y probablemente el más importante del pensamiento racional del país del Nilo, representando la armonía y el equilibrio inherentes al orden así como el motor de tal, a la manera del Logos de los filósofos griegos.

martes, 7 de octubre de 2014

JORNADA INTENSIVA // TAROT Y ARQUETIPOS

El próximo domingo 12 de octubre, estaré brindando 
JORNADA INTENSIVA DE TAROT Y ARQUETIPOS 
en la Fundación C.G Jung de Psicología Analítica 

Informes:

Saludos ! 



jueves, 31 de julio de 2014

Guía y resumen del libro "Jung y el Tarot" de Sallie Nichols

Orígenes del Tarot

Una de las teorías, respecto de estas misteriosas láminas, sostiene que el Tarot fue introducido en Europa por el pueblo gitano. La palabra Tarot podría tener su origen en el vocablo “Tar”, que significa “mazo de cartas”, el que a su vez deriva del Sánscrito “Taru”. También podría derivar de la Torá Judía (Torá: ley, enseñanza, guía). En verdad, poco se sabe del origen del Tarot pero las innumerables hipótesis, visiones y revisiones no hacen otra cosa que confirmar su inmenso poder para activar la emoción humana. Carl Jung reconoció, como en muchos otros juegos y artes primordiales de adivinación de lo oculto y del futuro, que el Tarot tenía su origen y raíz en profundos modelos del inconciente colectivo con acceso a potenciales de conciencia incrementada y únicamente se adquirían cotejando estos modelos.

El mazo

El Tarot se compone de 22 Arcanos Mayores (también denominados Triunfos) y 56 Arcanos Menores. La palabra Arcano significa secreto. El contenido arquetípico se halla en los Mayores, mientras que los Menores amplían o apoyan a los primeros.

Mapa del viaje: los 4 Reinos

En nuestro viaje a través de los Arcanos Mayores, usaremos las cartas como soporte de proyecciones. Para esto son ideales ya que representan simbólicamente aquellas fuerzas instintivas que operan de forma autónoma en la profundidad de la psique humana y las que Jung llamó arquetipos. En nuestro mapa, los Arcanos, desde el número I hasta el XXI, están dispuestos en secuencias de tres filas horizontales de siete cartas cada una. El Loco, cuyo número es 0, no tiene posición fija. Se pasea por encima mirando hacia abajo a las otras cartas.

1era. Fila: Reino de los Dioses. Aquí se presentan los personajes más importantes entronizados en la constelación celeste de los arquetipos.

2da. Fila: Reino de la Realidad Terrestre y de la Conciencia del Ego. Aquí el joven (Héroe) empieza a buscar su fortuna y a establecer su identidad en el mundo exterior. Liberándose cada vez más de los lazos que le ataban a la “familia” arquetípica dibujada en la fila superior, intenta hallar su vocación, establecer su propia familia y asumir su lugar en el orden social.

3era. Fila: Reino de la Iluminación Celestial y la Autorrealización. De ahora en adelante, el ego personal del joven va a dedicarse a un plano que está más allá de él mismo. Se dará cuenta de que su ego no es más que un pequeño planeta que gira alrededor de un sol central gigantesco, el sí-mismo.

Reino del Equilibrio. Relación de intermediación de la segunda fila respecto de la superior y la inferior.

  1. EL LOCO. Este personaje es un nómada enérgico y puesto que no tiene número fijo, es libre de viajar a su capricho, perturbando el orden establecido. Conecta dos mundos entre sí: el cotidiano y el de la imaginación (no verbal). De naturaleza instintiva, nos empuja hacia la vida, donde la mente pensante es muy prudente. Referencia: Puck (bufón del rey Oberón)

Reino de los Dioses.

  1. EL MAGO. Tiene el poder de revelar la realidad fundamental, la intimidad que subyace a todo; representa el poder de obrar milagros que tenemos todos y que es capaz de revelar la oculta fuente de vida que hay en nosotros, ofreciéndonosla para un uso creativo. Es el principio Yang o masculino. Arquetipo de referencia: Moisés.

  1. LA SACERDOTISA. Suyo es el reino de la profunda experiencia interior. Acoge la chispa divina en su vientre, la protege y alimenta y finalmente la hace realidad. Ella es el vehículo de transformación. Es el principio Yin o femenino. Referencia: Isis.

  1. LA EMPERATRIZ. Mundo matriarcal. Conectada con Eros y el sentimiento, se rige más por la intuición que por las leyes. Su dominio es flexible, ya que su corazón tiene razones que son inalcanzables para la mente. El poder del amor es para ella más querido que el amor al poder. Es el nexo de unión entre el Yang de El Mago y el Yin de La Sacerdotisa trayendo un mundo nuevo que incluye los dos aspectos: 1 + 2 = 3. Referencia: Ceres.

  1. EL EMPERADOR. Es el mundo civilizado del hombre conciente. Encarnación del Logos o principio racional y de la palabra. Ordena nuestros pensamientos y energías conectándolos con la realidad de una manera práctica. Proporciona permanencia, estabilidad y perspectiva. Cuaternidad. Referencia: el Padre.

  1. EL PAPA. Simboliza la quintaesencia, esa cualidad preciosa e indestructible que sólo conoce el hombre, ya que trasciende los cuatro elementos de la tierra comunes al hombre y los animales. Es la encarnación externa de la búsqueda del hombre de una conexión superior. Es andrógino, uniendo en su persona los elementos masculino y femenino (también padre y madre). Es el portador ideal de nuestra fe y aspiraciones. Referencia: el Salvador.

  1. EL ENAMORADO. Personificación del poderoso y joven ego. Para llegar a ser hombre (individuación) el Enamorado ha de liberarse a sí mismo de la atracción regresiva de cualquier útero que busque contenerlo y avanzar hacia la hombría. Es el reto de conectar la vida espiritual con la emocional. Referencia: el Príncipe.

  1. EL CARRO. Vehículo de poder y de conquista. El héroe debe marchar hacia la vida para explorar sus propias potencialidades y examinar sus propias limitaciones. El poder conductor de la psique. Representa el impulso hacia una conciencia superior. Referencia: el Héroe.

Reino de la Realidad Terrestre y de la Conciencia del Ego.

  1. LA JUSTICIA. Alude a la unión armoniosa de las fuerzas opuestas. Insta a asumir la responsabilidad de cualquier conocimiento sobre el bien y el mal que hayamos adquirido. Representa también las leyes compensatorias de la psique. Referencia: Maat.

  1. EL ERMITAÑO. Encarna la sabiduría que no se encuentra en los libros. Es la introspección y la luz interior que disipa el caos espiritual y la oscuridad. Es el arte de la soledad que renueva las energías para una nueva acción y un aguzado sentido de nuestra identidad. Porta la luz de la sabiduría para iluminar el camino que se experimenta perdido. Referencia: Anciano Sabio.

  1. LA RUEDA DE LA FORTUNA. Ahora nuestro objetivo va de la contemplación íntima de la iluminación personal hacia los más amplios panoramas de los principios universales, culminando con la pregunta central del destino frente al libre albedrío. Aquí la vida se nos presenta como un proceso, como un sistema de constante transformación que incluye a la vez la integración y la desintegración, la generación y la degeneración. Referencia: la Esfinge del mito de Edipo.

  1. LA FUERZA. Las energías que hasta ahora se habían utilizado para adaptarse al mundo exterior, empezarán a preocuparse más de su crecimiento interno. Los poderes que anteriormente se dedicaban a la competitividad y la supervivencia, ahora empiezan a moverse más hacia la unificación y el desarrollo futuro. Mediadora entre el ego y los aspectos primitivos de la psique. Referencia: “La Bella y la Bestia”.

  1. EL COLGADO. El colgado se halla totalmente en las manos del destino. No tiene poder alguno para dar forma su vida y no puede más que esperar que una fuerza externa a él le arranque de la atracción regresiva de la Madre tierra. Vemos a nuestro héroe aquí suspendido entre los polos gemelos de la existencia: nacimiento y muerte. Inicia un largo período de asimilación forzada y de consolidación de raíces. A través de la su aceptación de crucifixión, el hombre coopera con su destino y, en ese sentido, lo escoge. Al escoger su destino se libera de él, pues en ese momento lo trasciende. Referencia: el apóstol Pedro

  1. LA MUERTE (También llamado “el Arcano sin nombre”). Todo aspecto de la vida anterior de nuestro héroe parece haber sido triturado, incluso el principio central que le guiaba. La muerte representa aquel momento en el que uno se siente “hecho pedazos”, con la vieja personalidad y costumbres tan mutiladas que casi son irreconocibles. No queremos perder nada de aquello que sentimos que nos “pertenece”, ni siquiera el cabello o los dientes que se nos cae. Estamos especialmente ligados a todo lo instintivo de nuestros cuerpos naturales. Jung nos dice: “Aceptar el hecho de que perecemos en el tiempo, es una especie de victoria sobre el tiempo”. Aceptar la muerte como el nacimiento, como parte de la vida, es convertirse en realmente vivo.

  1. LA TEMPLANZA. Como en cualquier situación conflictiva, un primer paso creativo hacia la resolución es encontrar un árbitro, alguien cuya sabiduría y comprensión pueda abarcar ambos aspectos. El Ángel de la Templanza es esta figura. Habita un reino que está más allá del alcance de los mortales. Nos señala el equilibrado fluir de los opuestos al tiempo que dice: “Paciencia y fe. Hay potencias que trabajan en el universo y en ti mismo, y que se encuentran más allá de la experiencia cotidiana. Cree en esas corrientes profundas de la vida y déjate arrastrar con ellas”. Referencia: los Arcángeles.

Reino de la Iluminación Celestial y la Autorrealización.

  1. EL DIABLO. Ya estamos dispuestos a encontrarnos con nuestro lado oculto y satánico. Jung sostuvo que la clásica reproducción del Diablo mitad hombre y mitad bestia “describe exactamente el aspecto grotesco y siniestro de nuestro inconciente, con el que nunca hemos llegado a un contacto real, y que, en consecuencia, permanece en su estado original y salvaje”. Esa bestia que llevamos dentro y que proyectamos en el Diablo es, después de todo, lucifer, el Portador de la Luz. Él es un ángel, aunque caído, y tiene un mensaje de Dios. Sin la encrucijada demoníaca entre le bien y el mal, no tendríamos conciencia del ego, no habría civilización ni existiría la posibilidad de trascender el ego a través de la autorrealización.

  1. LA TORRE DE LA DESTRUCCIÓN. Simbólicamente una torre se concebía como un vehículo para conectar el espíritu y la materia, pero los dos que construyeron este edificio lo han coronado rey, indicando de esta manera no reconocer autoridad ninguna por encima de su propia creación. Muchos de nosotros vivimos “allá en lo alto”, prisioneros en torres ideológicas de nuestra propia construcción. Si construimos un sistema rígido de cualquier tipo y lo coronamos rey, entonces nos convertimos en sus prisioneros. Todo cambio físico importante se experimenta como un acto de violencia. Nos resistimos al cambio. Si mantenemos una actitud rígida, es entonces cuando puede suceder el cataclismo. La torre no es destruida, solamente queda desposeída de su corona. Referencia: torre de Babel.

  1. LA ESTRELLA. Vemos por primera vez a una persona desnuda. Desposeída de toda identificación y de cualquier pretensión, su ser esencial se ve expuesto a los elementos. No lleva máscara alguna ni disfraz social; revela su naturaleza básica. Se mueve más allá del tiempo ligada solamente al ritmo de la naturaleza y prestando atención a su inconciente. Las emociones que surgieron antes, irrumpiendo como un relámpago en ráfagas contra el destino, pueden ahora ser conducidas y trasvasadas hasta formar un bálsamo nutritivo y benéfico. Una porción de esta energía trasmutada cae de nuevo al río, pertenece a las profundidades del inconciente y nunca será comprendida ni asimilada totalmente. La otra parte del agua cae en el fértil suelo de la realidad cotidiana. Referencia: estrella de Belén.

  1. LA LUNA. Para el héroe, éste es el momento de la verdad, un tiempo de terror y miedo. Es, según los místicos, “la negra noche del alma”. Como hace la luna al renacer de la oscuridad para brillar de nuevo, el héroe va a transformarse a sí mismo para renacer de la noche de terror simbolizando la victoria sobre los aspectos devoradores del inconciente. La luna representa a la naturaleza misma, dentro de cuyo aparenta caos existe un orden muy diferente de aquel que impone la pauta masculina de las categorías concientes. Su iluminación difusa nos revela muchos aspectos de la realidad que no son visibles a la luz del sol, de la conciencia. La Virgen luna no se da a ningún hombre. Su esencia es la reflexión. Referencias: Artemisa. Medusa. Can Cerbero.

  1. EL SOL. Es el sencillo mundo de la infancia solar, donde la vida no es ya un desafío, sino mas bien una experiencia para ser disfrutada. Un mundo de juegos inocentes, donde podemos recobrar la espontaneidad perdida que nos es inherente. Este “clima de encanto” no es de un país distante que encontraremos en los cielos, sino simplemente una nueva manera de experimentar el mundo conocido. El niño simboliza el arquetipo del sí-mismo, la fuerza conductora central de la psique humana con la que todos estamos sintonizados cuando somos niños. El héroe habiendo abandonado el mundo de las opiniones estériles y de los dogmas formales, da un paso adelante hacia el mundo soleado de la experiencia directa y el conocimiento puro. Referencias: el Niño Eterno. Rómulo y Remo.

  1. EL JUICIO. Momento de resurrección espiritual. Comienzo de un nuevo orden, una nueva interacción entre el conciente y el inconciente. La figura que surge de la tumba no es un recién nacido sino un hombre crecido, ha resucitado, indicando con ello que estuvo vivo anteriormente y activo en el mundo exterior. La individuación es en el fondo un proceso redentor. Su intención no es crear algo totalmente nuevo sino que, más bien, es simplemente redimir y liberar los aspectos que nos pertenecían por derecho, pero que habíamos dejado como prendas en el inconciente. El aumento del conocimiento proporciona inevitablemente un aumento de responsabilidad. Es hora de enfrentarse al desafío de una nueva luz. Referencia: el Juicio Final.

  1. EL MUNDO. Von Franz describe este momento diciendo: “La experiencia del sí-mismo trae consigo un sentimiento de estar firmemente fijo dentro de uno mismo, en un trocito de eternidad interior, la cual no podrá ser tocada ni siquiera por la muerte física”. En El Mundo el sí-mismo se revela completamente. Jung lo describió de la siguiente manera: “Experimentar el sí-mismo significa que uno siempre es conciente de su propia identidad. Entonces uno sabe que no podrá ser otra cosa que lo que es, que nunca se perderá a sí mismo y que nunca será separado del sí-mismo. Y eso porque uno sabe que el sí-mismo es indestructible, que es siempre uno y el mismo y que no puede ser disuelto ni cambiado por ninguna otra cosa. El sí-mismo recapacita a uno para permanecer él mismo en todas las condiciones de su vida”. Referencia: Anima Mundi.




Bibliografía: “Jung y el Tarot”, Sallie Nichols, Ed. Kairós.